Es una enfermedad psiquiátrica no inducida, en la que las personas que la padecen realizan actos de manera impulsiva, irracional y excesiva, es decir, su comportamiento es involuntario. Este trastorno obliga al paciente a actuar de una manera muy desesperada y perturbadora de forma que si no realiza la actividad siente ansiedad; después de efectuarla, se siente aliviado. Esto es sólo de manera temporal porque en cuanto se le presenta otro caso vuelve a entrar en el mismo estado de ansiedad. Es más probable que un niño o adolescente presente este trastorno (Ulloa, 2011). Aproximadamente del 2 al 4 por ciento de la población mexicana tiene TOC, por lo general empieza desde la infancia (Maguey, 2011).

La causa exacta es desconocida, pero existen teorías que afirman que puede ser derivado de un conflicto intrapsíquico, infecciones o anomalías cerebrales, y traumatismos craneales. También se cree que puede ser desarrollado por algún trauma enfrentado durante la niñez del paciente.

El paciente crea un patrón específico de compulsiones y obsesiones. Algunos ejemplos de compulsiones son ordenar, rezar o hacer actividades repetitivamente hasta que el resultado sea perfecto; como ejemplos de obsesiones encontramos la limpieza de forma excesiva e ideas o pensamientos agresivos o prohibidos (Chávez, 2008).

Muchos pacientes pueden ser mal diagnosticados con TOC, cuando en realidad estos presentan esquizofrenia o algún otro trastorno. Para evitar esto, se utilizan técnicas de diagnóstico especiales para el TOC como la evaluación psicológica (Chávez, 2008).

Actualmente los principales tratamientos que se utilizan son el cognitivo-conductual que consiste en la identificación de ideas erróneas o pensamientos negativos e intentos repetitivos para desafiarlos y reemplazarlos con unos menos estresantes, así como el tratamiento terapéutico por ejemplo, el inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, que es considerado como uno de los mejores tratamientos ya que ayuda a que los pacientes experimenten un cambio en su comportamiento y pensamiento así como alivio (Montero, 2013).

Estudios han demostrado que la terapia conductual es más eficaz que la farmacoterapia, sin embargo no está demostrado si la combinación de ambas genera mejores resultados que si son aplicadas de forma aislada.

Autor: Mónica Muñóz – Editor: Daniela Montemayor

Bibliografía:

  • Chávez-León, E., Ontiveros, M. , Serrano, C. (2008). Los antidepresivos inhibidores selectivos de recaptura de serotonina (ISRS, ISR-5HT) / Selective serotonin reuptake inhibitors antidepressants (SSRIs). Salud Mental, (4), 307.
  • Ulloa, R., Palacios, L., Sauer, T. (2011). Trastorno obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes: una revisión del tratamiento / Obsessive-compulsive disorder in children and adolescents: Review of treatment. Salud Mental, (5), 415.
  • Montero, C., Fernández, L. , Pol , J. (2013). Terapia cognitivo-conductual con componentes de aceptación y compromiso en un caso de trastorno obsesivo-compulsivo / Cognitive-behavioural therapy with acceptance and commitment components in an obssesive-compulsive disorder case. Revista De La Asociación Española De Neuropsiquiatría, (117), 123. doi:10.4321/S0211-57352013000100009