Hace más de un año comenzaría lo que hoy se conoce como la filtración de documentos más grande de la historia. 11.5 millones de archivos fueron puestos en manos del diario alemán Süddeutsche Zeitung por una fuente anónima y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) para reunir así, un equipo global de más de 400 periodistas de 106 medios de comunicación provenientes de más de 75 países que se encuentran actualmente colaborando para dilucidar y exponer a la luz pública las historias detrás de estos archivos. En el centro de la controversia, que cada día toma mayor auge, se encuentra la firma panameña Mossack Fonseca, la cual en recientes declaraciones ha dicho no estar involucrada en las actividades ilícitas de los clientes finales de las sociedades creadas por ellos. Pero, ¿qué es lo que realmente cuentan estos archivos? ¿Qué nos dicen de la economía global y la manera en cómo opera el mundo de las finanzas? Estas y otras cuestiones son fundamentales para comprender la existencia de una economía paralela, desconocida por la población y que concentra gran parte de la riqueza del mundo.

Las compañías offshore son empresas que se encuentran fuera del territorio del propietario, que en la mayoría de los casos, si no es que en todos, resulta ser un paraíso fiscal que provee la ventaja de evitar el pago de impuestos o reducirlos a cantidades minúsculas, como no sucedería en el territorio original de la compañía, dadas las regulaciones gubernamentales. Así, los paraísos fiscales han sido la vía mediante la cual las grandes multinacionales “evitan” (tax avoidance es el término anglosajón) el pago de impuestos y concentran más sus ganancias. El siguiente ejemplo, ilustra mejor la situación. Si una compañía A tiene su sede en México y el producto final llegase al mercado Alemán (Compañía B), las regulaciones de ambas naciones obligarían a tal compañía al pago de impuestos correspondientes por la comercialización de ese bien. (Los impuestos, en forma ideal, son utilizados por el estado para mejorar y mantener la calidad de vida de su población). Sin embargo, las transacciones de las multinacionales no se llevan a cabo de esta forma. La compañía A con sede en México vende su producto al costo de producción (por lo tanto no impuestos en el país sede) a una tercer compañía (Compañía C) con domicilio fiscal en un paraíso fiscal, que bien podrían ser las Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas, la Ciudad de Panamá, Jersey u otros territorios interesados en atraer la riqueza extranjera bajo un régimen permisivo de pago impuestos. La creación legal de estas compañías es facilitada por firmas como Mossack Fonseca. La compañía C, mueve el producto al mercado alemán una vez registrada la ganancia. La compañía B entonces, vende el producto al mismo precio evitando impuestos. Así, la riqueza se ha quedado en la compañía con registro legal en el paraíso fiscal y por lo tanto, en manos de los dueños. La riqueza registrada en un paraíso fiscal no tiene que estar físicamente en ese lugar, el cual sólo es utilizado para evitar impuestos.

Evitar impuestos no es considerada una actividad ilegal por las leyes internacionales; sin embargo, hay cientos de voces de cuestionan su calidad moral. Básicamente, una mínima parte de la población que posee el dinero lo mueve según sus intereses a través de una compleja red de transacciones legales y monetarias, facilitadas por firmas como Mossack Fonseca, dejando a los países de los cuales los recursos fueron obtenidos sin el beneficio por la explotación de esos recursos. El ejemplo más claro, es quizá la explotación de los bienes petroleros en países como Uganda, en los cuales, compañías extranjeras obtienen sus ganancias a través de la explotación del subsuelo ugandés pero mueven sus ganancias a paraísos fiscales, dejando a la nación sin la justa retribución de su uso. Asimismo, los paraísos fiscales y la banca offshore, ofrecen a sus usuarios la ventaja de la secrecía, mediante la cual, las transacciones se mantienen estrictamente confidenciales, puesto que las regulaciones de los países en los que se encuentran, no estipulan cooperación con el gobierno. Esto ha dado lugar a que la realización de actividades ilícitas como lavado de dinero se mantenga oculta. Sin mencionar, que en múltiples ocasiones las riquezas obtenidas y depositadas en los tax haven fueron obtenidas de manera ilegal por criminales. Esta grieta en el sistema financiero internacional permitiría a pedófilos y narcotraficantes ocultar sus riquezas sin que nadie les cuestione.

El pasado 3 de abril de 2016, los resultados de las primeras investigaciones sobre estos archivos fueron expuestas al público. No todas las transacciones realizadas son ilegales. No obstante y sin duda a equivocarme, reflejan la fragilidad del sistema capitalista que sigue beneficiando más a los que poseen la riqueza y deja en desasosiego a gran parte de la población que no tiene los recursos necesarios, en la mayoría de los casos, para una vida digna ni para desarrollar el máximo de su potencial. Las transacciones que sí resultan ser ilegales, puesto que el dinero proviene de fuente ilícitas, reflejan el absurdo de un sistema que valora la obtención de riqueza sobre cualquier otro principio. En palabras del presidente Obama, el problema radica precisamente en que el tax avoidance y la banca offshore, siguen siendo considerados como actividades legales. Es irónico que dichas palabras provengan del presidente de uno de los países con paraísos como Jersey, Delaware y Nevada.

Así, la situación global que emerge tras la revelación de estos documentos debe de cuestionar los principios básicos de la teoría capitalista que beneficia a unos cuantos y deja a gran parte de la población en hambruna. Ahora sólo queda esperar a que el ICIJ junto con las decenas de periodistas a nivel mundial, sean capaces de transmitir con veracidad las historias que se encuentran ocultas en Panamá Papers.

Autor: Irving Rodríguez – Editor: Jesús Ortiz

Bibliografía: