Durante los últimos treinta años ha habido un incremento importante de personas obesas; se ha observado que en este periodo de tiempo el estilo de vida cambió demasiado y una de las cosas más importantes es que se duplicó el consumo de bebidas azucaradas (refrescos, jugos, etc.). Debido a eso se decidió realizar un estudio para saber si existe alguna relación entre el consumo de dichas bebidas y la predisposición genética de padecer obesidad. He aquí algunas de las cosas que se encontraron.

  • La asociación genética con el incremento IMC y el riesgo de obesidad era más fuerte entre los participantes con un mayor consumo de bebidas azucaradas que entre aquellos con un consumo menor.
  • Los ajustes a la dieta, al consumo total de energía y al estilo de vida no alteraron los resultados.
  • No se encontró una interacción importante entre el consumo de bebidas endulzadas artificialmente y el IMC. Inclusive en otro estudio el consumo de dichas bebidas por niños disminuyó el incremento de peso comparado con bebidas azucaradas.

Al ver los resultados se observó que los efectos combinados entre el IMC y el riesgo de obesidad en personas que consumen más de una bebida azucarada al día es el doble que de aquellos que consumen menos de una porción al mes. Esto quiere decir que las personas con una predisposición genética para la obesidad son más susceptibles a los efectos de las bebidas en el IMC y adiposidad.

El consumo de bebidas endulzadas contribuye a la obesidad ya que tienen un alto contenido calórico con una baja saciedad y una compensación incompleta para esas calorías líquidas, llevando a un incremento en el consumo total de calorías. Los carbohidratos que contienen se absorben rápidamente y están presentes en cantidad exageradas (como ejemplo, una lata de 355 mL de refresco de cola contiene aproximadamente el 30% de las recomendaciones diarias del consumo de azúcares), por lo que un incremento en su consumo puede incrementar los riegos de resistencia a la insulina, disfunción de las células beta, inflamación, adiposidad visceral, entre otras cosas.

México es actualmente el número uno en obesidad, por lo que es importante implementar medidas que puedan ir reduciendo el riesgo de padecerla. Como podemos observar, la dieta y el ambiente juegan un gran papel en la interacción con nuestra genética, por lo que es de suma importancia modificar dichos factores para reducir los riesgos de padecer obesidad. Al limitar nuestro de consumo de bebidas azucaradas y remplazarlas por otras bebidas o agua natural podemos disminuir ese riesgo y llevar una vida mucha más sana.

Nota: Cabe recalcar que el estudio se realizó con una muestra grande a la cual se le dio seguimiento por varios años y se les aplicaba constantemente cuestionarios sobre la frecuencia de consumo de alimentos. El estudio se limitó a personas que en el inicio no eran obesas y/o diabéticas y cuya nacionalidad era estadounidense con ascendencia europea, por lo que se tienen que hacer más estudios para diferentes grupos étnicos. Sobre los genes se analizaron 32 SNP’s (polimorfismos de un solo nucleótido).

Autor: Gustavo Gutiérrez

Bibliografía:

  • Qi, Q. (2012). Sugar-sweetened beverages and genetic risk of obesity. The New England Journal of Medicine,367(15), 1387-1396.