El rol de la música en la medicina de cuidados intensivos.
“Sin música, la vida sería un error.” Esto lo dijo el muy conocido filósofo y no tan conocido compositor Friedrich Nietzsche, y yo no creo ser el único que concuerde con él. Ciertamente, la música ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia y es imposible saber el rumbo que nosotros hubiéramos tomado sin los cantos, las marchas y los himnos que nos han inspirado en cada paso. La música puede ser un poderoso agente de cambio. ¿Por qué no le sacamos más provecho?
Que la música pueda provocar reacciones fisiológicas es algo ya comprobado. Varios estudios han demostrado, por ejemplo, los efectos que puede ocasionar el tempo (la rapidez con la que se reproduce una pieza) en la frecuenciarespiratoria o cómo diferentes estilos de música pueden llevar a distintos estados emocionales. El artículo “Role of music in intensive care”, publicado por el International Journal of Critical Illness & Injury Science, nos habla acerca de algunas de estas reacciones fisiológicas y cómo se puede usar la música como tratamiento complementario para los pacientes en cuidados intensivos.
La música y el cerebro
Aunque comúnmente se cree que el hemisferio derecho es el responsable apreciación musical, el hecho es que la percepción de la música involucra la interacción entre ambos hemisferios. Según el artículo, la música de Mozart y la barroca, reproducida a un tempo específico, activaría simultáneamente a ambos hemisferios, maximizando el aprendizaje y la retención de información. También se menciona que actividades tales como cantar o tocar un instrumento pueden volvernos más capaces de procesar información.
La música y el sistema cardiovascular
Un estudio realizado midió el ritmo cardíaco, le presión sanguínea, la velocidad de flujo de la arteria cerebral media y los efectos vasomotores a nivel de la piel, todo esto mientras los sujetos de estudio escuchaban distintas piezas musicales de Bach, Beethoven y Verdi. Se encontró, por ejemplo, que la música cuya cadencia iba en crescendo (aumentar de volumen progresivamente), se asociaba a un aumento en la actividad vasoconstrictora, con incremento en la presión sanguínea, mientras que una cadencia más uniforme provocaba vasoconstricción y disminución de la presión. Otro efecto que se consiguió por medio de la música fue disminuir la velocidad de flujo de la arteria cerebral media. Además, se han reportado disminuciones en el ritmo cardíaco, volumen respiratorio, saturación de oxígeno, cortisol, catecolaminas, y metabolismo basal, todo por medio de música.
La música y la medicina de cuidados intensivos
Previo a cirugía, la música es capaz de disminuir los niveles de ansiedad de un paciente en aún mayor medida que el midazolam, según los resultados de los cuestionario STAI-X-1; este efecto también se vio reproducido después de realizarse la cirugía. Siendo que la música no parece presentar efectos secundarios, los autores del artículo proponen que la música preoperatoria pudiera servir como alternativa al midazolam. Además, un estudio demostró que existe una reducción de estrés significativa al escuchar música después de una cirugía de corazón abierto; mientras que el grupo control medía niveles de cortisol de alrededor de 618.8mmol/l, el grupo que escuchaba música tuvo niveles de tan solo 484.4mmol/l, lo cual podría ayudar a combatir infecciones postoperatorias.
Para el manejo del dolor, se ha visto que escuchar música clásica ligera, a volumen bajo, o escuchar música de meditación, puede reducir la necesidad de usar sedantes y disminuir el dolor percibido por el paciente. La música de la infancia, no necesariamente la clásica, puede ayudar a que el paciente se encuentre en mejor humor, más concentrado y motivado. Esto resulta especialmente importante para aquellos con síndrome depresivos que buscan disminuir los resultados de medición de su depresión.
Para la implementación de música en la unidad de cuidados intensivos, al artículo concluye que el mejor “tratamiento” es la música clásica, en especial la de Mozart, Bach, y los compositores italianos como Verdi. Este tipo de música puede beneficiar a los pacientes que sufren de ansiedad, afecciones cardiovasculares, síndromes depresivos, estrés, dolor y problemas para dormir. La música de meditación es sugerida principalmente como sedante. En cambio, el artículo menciona que no se puede recomendar el rock pesado, tampoco la música tecno ni el jazz.
Autor: Daniel Trujillo
Bibliografía:
- Trappe, Hans-Joachim. “Role of music in intensive care medicine.” International Journal of Critical Illness and Injury Science. 2.55-109 (2012) <http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3354373/?tool=pmcentrez>