Según la OMS, menos del 40% de los lactantes menores de 6 meses, a nivel mundial, son alimentados con leche materna exclusivamente.
Desde la antigüedad la leche materna ha sido el alimento ideal para los bebés, se sabe que la lactancia exclusiva debe ser hasta los seis meses de vida y mantenerla al introducir otros alimentos ya que proporciona la mejor alimentación al bebé. Contiene anticuerpos que protegen al lactante de enfermedades, principalmente contra diarrea y neumonía, las dos causas principales de mortalidad en la niñez a nivel mundial (OMS). Sin embargo, como en muchos aspectos de la vida, existen tendencias que, algunas resultan buenas para la sociedad y otras perjudiciales, como la tendencia de no amamantar, que se hizo notoria en los 50s y 60s en Europa y América del Norte, ya que menos del 15% de los bebés americanos de dos meses eran alimentados con leche materna. También hubo un rechazo por amamantar en algunos países de Asia y América Latina en estas décadas (FAO).
La tendencia volvió a cambiar en la década de los 90s y se volvió popular el amamantar, sobre todo en los países industrializados del norte, principalmente éntrelas madres con mayor escolaridad. En contraste con lo anterior, en los países pobres de Asia, África y América Latina, la lactancia materna era menor en las zonas urbanas que en la población rural, donde las personas tienen menor escolaridad (FAO).
La leche materna contiene proteínas, gasas, lactosa, vitaminas, minerales, factores inmunológicos, hormonas, enzimas, además tiene poliaminas. Que fueron descubiertas Antonie van Leewenhoek en 1678 al observar muestras de semen desecadas, fueron llamadas espermidina y espermina. Otra poliamina es la putrescina que se puede encontrar en la carne putrefacta. Debido a sus orígenes, puede resultar difícil de creer que las poliaminas sean consideradas como reguladores críticos del crecimiento, diferenciación y muerte celular, pero son importantes para el crecimiento normal y adaptativo de diversos sistemas de órganos.
Dentro de los efectos de las poliaminas se encuentra la proliferación celular se debe a que neutralizan las cargas negativas de los ácidos nucleicos y favorecen que el ADN adopte la conformación apropiada. Las poliaminas no pueden ser reemplazadas por otras moléculas con cargas positivas ya que actúan como segundos mensajeros y median la acción de todas hormonas conocidas y factores de crecimiento, siendo indispensables en el metabolismo.
Por otra parte las poliaminas pueden ejercer su efecto proliferativo a través de la estimulación directa de las síntesis de proteínas al promover la maduración de la subunidad 30S del ribosoma y a nivel de traducción de proteínas importantes para el crecimiento celular. En el sistema inmune las poliaminas están implicadas en la diferenciación de las células y regulan la respuesta inflamatoria. En la mucosa intestinal se cree que tiene efectos tróficos directos sobre las células intestinales maduras, mejorando la permeabilidad de la mucosa y madurando el sistema inmune intestinal. Además puede ser que incremente la absorción de nutrientes, de acuerdo a estudios realizados en ratas.
Se sabe que las poliaminas pueden ser sintetizadas en el organismo pero también se encuentras en los alimentos y su contenido varía de acuerdo al tipo de alimento, los que tienen mayor contenido son el germen de trigo, arroz integral, mango filipino, calabaza japonesa, nueces, quesos, anguila, carne, champiñones, té verde y naranjas.
Es indispensable que en la etapa de crecimiento, como en la niñez y adolescencia, se suplan las necesidades de poliaminas. En estudios con roedores, una dieta deficiente de poliaminas produce pérdida de peso, infertilidad en hembras, pancreatitis y deterioro del aprendizaje espacial. Dietas ricas en poliaminas se relacionan con prevención de: alergias alimentarias y úlceras gástricas, además de contribuir a la estimulación de la maduración intestinal y recuperación de la microflora.
Como ya se mencionó anteriormente, la leche materna contiene poliaminas y éstas ayudan a que el recién nacido se desarrolle. La maduración del intestino ocurre en el periodo que va desde la lactancia hasta el destete. Se ha demostrado que las poliaminas son factores que intervienen directamente en la maduración del intestino delgado y desempeñan funciones relacionadas con la diferenciación celular y la proliferación. Se debe tener en cuenta el papel de la leche materna en la maduración del intestino del bebé ya si se alimenta con fórmula infantil estará recibiendo diez veces menos la cantidad de poliaminas que si consumiera leche humana. Algunas poliaminas disminuyen la permeabilidad intestinal a macromoléculas y se cree que esto reduce las alergias alimentarias (Gallegos, 2008).
Por esto, el alimentar al bebé con leche materna brinda beneficios para toda la vida, ya que se ha demostrado que los niños que fueron amamantados al llegar a ser adolecentes o adultos son menos propensos a sufrir sobrepeso, obesidad y diabetes tipo 2. Otro beneficio es que al realizarles pruebas de inteligencia obtienen mejores resultados según datos de la OMS, además de tener menos alergias alimentarias así como mayor maduración intestinal.
Autor: Wendy Calvo – Editor: Isaac Rojas
Bibliografía:
- Gómez Gallego, Carlos, Ros Berruezo, Gaspar, Bernal Cava, María José, Pérez Conesa, Darío, & Periago Castón, María Jesús. (2008). Papel de las poliaminas en la alimentación: Importancia de las poliaminas en la alimentación infantil. Archivos Latinoamericanos de Nutrición, 58(2), 117-125. Retrieved January 27, 2016, from http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0004-06222008000200001&lng=en&tlng=en
- FAO. (s.f).Lactancia materna. Recuperado de: http://www.fao.org/docrep/006/w0073s/w0073s0b.htm
- OMS. (2015). 10 datos sobre la lactancia materna. Recuperado de: http://www.who.int/features/factfiles/breastfeeding/es/