El movimiento eugenésico se define como el uso del conocimiento del genoma para mejorar la raza humana. El término que hoy parece defender un noble estandarte, inició buscando acelerar el proceso de selección natural a través de leyes que establecían la esterilización selectiva de aquellos considerados “genéticamente inferiores” y la limitación de grupos de inmigrantes con supuestos defectos genéticos.

Evidentemente, dichas políticas surgieron de la falta de conocimiento sobre el genoma mismo y cómo éste se ve influenciado por su ambiente. (Martínez, 2014). En 1859, la publicación del trabajo de Charles Darwin El origen de las especies por medio de selección natural, permitió el surgimiento del darwinismo social, el cual atribuía el clasismo social y, por lo tanto la existencia de clases pobres, a las diferencias innatas entre estratos.

Más tarde el estadista aristócrata y primo de Darwin, Francis Galton, abordó el problema desde una perspectiva estadística. No tardaron en aparecer los genetistas como Ronald A. Fisher, quien describió el movimiento eugenésico como “nueva nobleza natural”, y el embriólogo William Bateson quien se oponía a las ideas eugénicas y trató de contraponer la idea de selección natural como la genética mendeliana, dándose cuenta de que no eran ideas mutuamente excluyentes.

Desde el debate en Gran Bretaña, la idea se propagó a los Estados Unidos, cuyos eugenistas acuñaron el concepto como una fuerza purificadora que debía detener la reproducción entre aquellos con “defectos”. Dichas idea se propagó a Alemania y contribuyó a las atrocidades propias de la Segunda Guerra Mundial. Una expresión moderna de este movimiento con marcadas raíces históricas, es la ingeniería genética y la capacidad de modificar el genoma humano a voluntad.

No sería justo decir que los ideales del movimiento eugenésico siguen siendo los mismos que mueven a la ingeniería genética, pero ambos tienen algo en común: selección. A pesar de que dicha ac! tividad (la ingeniería genética) ha traído y promete traer aún más beneficios para la humanidad como el tratamiento de enfermedades y mejorar la producción de alimentos, tiene implicaciones éticas que han sido motivo de una gran controversia.

Un ejemplo de ello, son los “bebés de diseño” o designer babies. Dicho término, es definido por el Oxford English Dictionary como: “un bebé cuyo componente genético ha sido modificado artificialmente a través de la combinación de las técnicas de la ingeniería genética y fertilización in vitro con el propósito de asegurar la presencia o ausencia de genes o características particulares”. Ante tal hecho, surgen preguntas éticas sobre si la selección a través de modificación genética es segura para humanos y, en dado caso que así sea, si se puede defender desde una perspectiva moral.

Una manera de hacer los bebés de diseño, es crear un embrión por fertilización in vitro, modificar el ADN del mismo e implantarlo en el útero de la madre. Sin embargo, la modificación genética de un individuo, aunque sea un sólo gen, no es un hecho aislado, tal y como lo demuestran estudios realizados en Princeton University con ratones. En dichos estudios, se añadió una copia extra del gen NR2B el cual codifica para un tipo de receptor de glutamato, el cual es sabido que tiene un papel importante en la fisiología del cerebro.

El resultado de este experimento fueron ratones con capacidad de aprendizaje acelerada y mayor retención de la información; sin embargo, también demostraron una mayor sensibilidad al dolor. Esto presenta el problema de si conocemos las implicaciones reales de la modificación del genoma. El ejemplo anterior supone un incremento no natural de las características ya naturales del individuo, pero ¿qué pasaría si se quisiera utilizar este método para la terapia de enfermedades hereditarias, de las cuales, un gran porcentaje son fatales? Es decir, el hecho de modificar las condiciones naturales de un individuo cuan! do no hay! mayor justificación para ello que quizá un principio hedonista, puede generar una gran controversia.

Pero en el caso de hijos de padres en los que se sabe predisposición genética a un sin fin de enfermedades, ¿no valdría la pena explorar esta opción? ¿No sería más conveniente terminar el problema antes de que empiece y entonces, sea incurable? Esta técnica es mejor conocida como diagnóstico genético previo a la implantación (PGD por sus siglas en inglés), y consiste en lo siguiente: los gametos sexuales de dos padres que quieren tener un hijo pero que alguno de ellos puede heredar predisposición genética a cierta enfermedad hereditaria, se utilizan para crear embriones a través de fertilización in vitro.

Posteriormente, una vez que los embriones han alcanzado un estado mitótico de 8 células, se remueven una o dos células de cada uno de ellos y se analizan genéticamente de tal manera que sólo aquellos que carezcan del gen que los predispondría a cierta enfermedad son implantados. Además de los dilemas éticas que surgen acerca del manejo de embriones como cúmulos celulares, no se sabe si la remoción de células del embrión en un estadio tan temprano de la vida humana, puede tener consecuencias fatales para el individuo formado.

El PGD es una técnica muy cara que actualmente sólo se ofrece para individuos propensos a heredar síndromes fatales. No obstante, puede seguir siendo utilizada dentro del ámbito de la medicina pero para tratar de perfeccionar al género humano. Se describe la posibilidad de modificación de genes normales por ejemplo, en la función cerebral, para que los nuevos ya modificados, resulten en un mejor desempeño del individuo.

Algunos pensadores han llamado a este hecho desarrollo de bebés “posthumanos”, donde las características naturales que definen nuestra humanidad se están viendo alteradas. Pero, ¿es realmente equívoco el permitir el desarrollo de humanos libre de enfermedad y con un alto coeficiente intelectual? ¿No será a caso que, ! el genoma! que permitió el desarrollo del cerebro humano, está encontrando ahora nuevos medios para perfeccionar la raza humana a través de su propio entendimiento? Aquellos que apoyan esta ideología son llamados transhumanistas y creen que es el siguiente paso de la evolución humana.

En lo que a mí concierne, no sé qué postura tomar al respecto. Definitivamente, tiene que ser una muy cuidadosa. Creo que hay demasiadas variables todavía pendientes por definir, demasiados términos que no han quedado claros y por supuesto, hace falta un profundo cuestionamiento de la naturaleza humana para, siquiera considerar, que este tipo de prácticas pasen a ser parte de la vida diaria de las personas. En verdad temo que, las fuerzas que el mismo hombre ha desatado terminen por dominarlo a él mismo, que se olvide de sus raíces y pierda poco a poco su humanidad. Hablando de la creación del hombre perfecto, quizá sería perfecto pero no creo que permanezca humano.

La experiencia del fracaso, del dolor y de la enfermedad tal vez sea necesaria para la formación de seres más tangibles, más cercanos a la tierra, cuyas alas no han sido un impedimento para mantener fidelidad a sus raíces. No puedo dejar de impresionarme por la capacidad de desarrollo de la mente humana, pero también creo que no haría daño, al contrario en mucho ayudaría, volver la vista un poco a la fundación de esta nuestra humanidad.

Autor: Jesús Ortiz

Bibliografía:

  • American Institute of Biological Sciences. (April 2006). Designer babies: ethical considerations. Sitio web: actionbioscience. Obtenido de: http://www.actionbioscience.org/biotechnology/agar.html?print
  • Baker, R. (2002). On being a bioethicist: a review of john h. Evans playing god?: human genetic engineering and the rationalization of public bioethical debate. The American Journal Of Bioethics: AJOB, 2(2), 65-69. doi:10.1162/152651602317533802
  • Campbell, C. S. (2003). Ethics in the Twilight Zone. Hastings Center Report, 33(2), 44-46.
  • Martínez, L. P. (2014). Eugenics. Salem Press Encyclopedia Of Health.