La vieja creencia que el genoma de un individuo permanecía inmutable a lo largo de su vida y que los factores endógenos y exógenos no afectan a la descendencia, tiende cada vez más a llegar a su fin. Hoy más que nunca se han descubierto hallazgos que nos obligan a pensar que hay elementos que se heredan que van más allá de lo antes contemplado.

La regulación epigenética del genoma podría tener más impacto del que se creía hasta el día de hoy. Un estudio reciente en la Universidad de Penn, demuestra que el estrés experimentado en ratones machos puede tener un impacto en la respuesta de su progenie. La profesora de neurociencias Tracy L. Bale, quien forma parte del gremio académico de School of Veterinary Medicine y Perelman School of Medicine, a través de una serie de experimentos en murinos, demostró que la experiencia del estrés cambia los espermatozoides del progenitor a través de la expresión de microRNAs. Estos son secuencias no codificantes del genoma que fungen como reguladores del RNA mensajero a través de su silenciamiento o degradación.

El primer hallazgo en la observación de que ratones sometidos a condiciones de estrés antes de tener descendencia, tenían crías con una respuesta disminuida al estrés. Probablemente, los microRNAs son liberados por exocitosis en el epidídimo como respuesta al estrés del padre y así es como llegan a los gametos. La comparación de los espermatozoides de los animales estresados con el grupo control demostró el incremento de la expresión de nueve microRNAs. Como paso confirmatorio de su teoría, los investigadores inyectaron los microRNAs en zigotos murinos y notaron que los ratones provenientes de dichos zigotos, tenían secreción alterada de cortisol cuando se les sometía a estímulos de estrés y la expresión de múltiples genes localizados en el núcleo paraventricular del cerebro, el cual se sabe, regula gran parte de la respuesta al estrés. Para determinar el mecanismo mediante el cual los microRNAs son capaces de inducir una respuesta alterada al estrés en las crías de ratones expuestos, el equipo surgió con la hipótesis de que los microRNAs del espermatozoide atacaban el RNA mensajero materno que permanecía en el citoplasma del huevo después de la fecundación. Para probar esta hipótesis, se volvió a realizar integración de microRNAs en zigotos murinos pero que fueron analizados después de ocho semanas. Los resultados obtenidos mostraban menor expresión del RNA mensajero materno, apuntando a que en efecto, los microRNAs destruyen el RNA materno.

Este descubrimiento en la ciencia resulta relevante por varias razones. En primera instancia, vislumbra la no inocuidad de los factores exógenos durante la vida de un individuo en su genoma. En segundo lugar, haciendo referencia al factor estrés en específico, este puede alterar la respuesta de la progenie. Finalmente en tercera, antes se creía que la permanencia del citoplasma de la madre y la existencia del RNA mensajero determinaba mayoritariamente la expresión génica en las etapas tempranas de diferenciación. No obstante, este y otros hallazgos (impronta génica) apuntan a que el genoma es capaz de recordar de quien provino. ¿Fascinante no?

Autor: Jesús Ortiz – Editor: Ana Lourdes Pérez

Bibliografía: