Te presentamos al EMIS de la semana, Eduardo Acevedo.
¿Cómo te decidiste por tu especialidad?
Escogí la especialidad en medicina de urgencias porque implica estudiar una amplia gama de literatura para conocer, identificar y evaluar la condición de un paciente crítico y poder realizar una toma de decisiones para su beneficio.
¿Qué consejo le darías a alguien que está aplicando para una residencia?
Los estudios de carrera son extremadamente importantes, pero considero que la práctica clínica termina de consolidar el conocimiento, así que ánimo y disfruta el proceso que estás por lograr entrar a la especialidad que te apasiona.
¿Qué disfrutas hacer en tus tiempos libres?
Hacer ejercicio tras un largo día de trabajo o una intensa jornada de estudio me ayuda a liberar la mente y enfocar los pensamientos en temas diferentes de los que me he ocupado el resto de las horas anteriores.
Pero también disfruto la distracción de poder ver una buena serie o película en la comodidad de mi casa.
¿Qué cualidades crees que son las más importantes para ser un buen doctor?
Ser un buen médico parte de una excelente y sólida formación científica y académica, implica entrega, sacrificio, preocupación por el otro, generosidad, lealtad y honestidad, tener responsabilidad y deber; es sentirse comprometido con el paciente, entregarle lo mejor de las capacidades, conocimientos y valores, tener bondad y dedicación.
¿Qué es lo más difícil que has vivido durante la carrera?
Aceptar que la muerte forma parte de la vida; reconocer cuándo no queda nada más por hacer, acompañar humildemente, ayudar a las personas a tomar las mejores disposiciones cuando el momento está cerca y brindarle una muerte digna.
¿Cuál es tu mayor motivación?
La mayor motivación y razón por la que todo merece la pena es el amor de mi novia y mi familia, todo estos años se han vuelto lo más importante.
¿Cómo te ves en 10 años?
Me puedo visualizar ejerciendo e impulsando la medicina de urgencias a través de la enseñanza, seguir actualizandome en nuevos abordajes terapéuticos, atendiendo a pacientes en un buen hospital, y disfrutando el fruto del esfuerzo que se realizó en los últimos años para lograr crecer profesionalmente, siendo ya un hombre completamente maduro y feliz.
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