Los beneficios de a actividad física se han discutido previamente por varios autores y van desde el alcance del peso ideal hasta la prevención y tratamiento de diversas enfermedades crónicas. Los mecanismos celulares que se ven afectados por el ejercicio han obtenido atención especial en los últimos años y esto ha permitido descubrir aplicaciones clínicas para diferentes tipos de actividad física. Un estudio publicado en 2012, demuestra que el ejercicio de intensidad moderada, practicado de manera regular, puede contribuir a potenciar el sistema antioxidante del cuerpo humano. Siendo que el estrés oxidativo se presenta en diversos trastornos, como la enfermedad de Huntington (EH) y la diabetes, este descubrimiento abre el camino para el diseño e implementación de terapias físicas específicas para éstas y muchas otras enfermedades.

El ejercicio es cualquier actividad estructurada que lleva a un incremento en el gasto de energía y una aceleración en el ritmo cardiaco. La clasificación del ejercicio de acuerdo a la intensidad se divide en ejercicio aeróbico y anaeróbico. Se diferencian, principalmente, por la fuente de energía que usa cada tipo de ejercicio. El ejercicio aeróbico es el de menor intensidad pero es desarrollado en un tiempo mayor para lograr una resistencia; la energía que requiere es producida u obtenida por la quema de grasas e hidratos de carbono con la ayuda de oxígeno. Este tipo de ejercicio incrementa en la capacidad pulmonar y mejora el rendimiento del sistema cardiovascular. El ejercicio anaeróbico, por el otro lado, es de mayor intensidad por periodos cortos de tiempo; no requiere de oxígeno y causa la acumulación del ácido láctico en la sangre. Este tipo de actividad física desarrolla la masa muscular y fortalece el sistema musculoesquelético.

Aunque no se ha estudiado a profundidad, existe evidencia de que durante la realización de ejercicio, se produce un aumento de especies reactivas de oxígeno y de radicales libres. Éstas, son moléculas que, debido que tienen electrones sin par, son capaces de oxidar otras moléculas como proteínas, lÍpidos y DNA. Para contrarrestar el efecto oxidante de estos agentes, el cuerpo humano tiene una elaborada red de antioxidantes que actúan como un sistema defensor neutralizador de radicales libres y especies reactivas (ROS). Las reacciones entre agentes oxidantes y antioxidantes constituyen la base de homeostasis o regulación oxidativa y cuando ésta se ve alterada, se producen daños a nivel celular en diferentes tejidos del cuerpo.

Pese a que un periodo aislado de actividad física aumenta los niveles de radicales libres y especies reactivas (estrés oxidativo), una investigación publicada en 2012 y realizada por Elisa Couto, encontró evidencia de que el ejercicio crónico aeróbico de baja intensidad, estimula paulatinamente los mecanismos de defensa antioxidantes en el cuerpo humano, actuando como una herramienta para mantener la homeostasis oxidativa. Lo anterior se debe a que la práctica regular de actividad física, “estresa” al cuerpo y lo obliga a sintetizar más antioxidantes progresivamente. Pero para recibir este beneficio es necesario que la práctica de ejercicio se convierta en un hábito, ya que la adaptación del cuerpo humano se lleva a cabo de manera gradual.

El papel del ejercicio en la regulación oxidativa del cuerpo humano es un tema fascinante y con diversas aplicaciones clínicas. Tal parece que la actividad física puede convertirse en un tratamiento igual de importante y efectivo que ciertos fármacos para muchas enfermedades. No obstante, una persona sana también se puede beneficiar de este poder antioxidante, ya que permite mantener a las células del cuerpo sanas y prevenir el envejecimiento prematuro así como muchas otras condiciones. Es muy importante recordar que para disfrutar de los múltiples beneficios del ejercicio, es crucial convertir esta práctica en una actividad regular, de lo contrario se puede interferir con el proceso natural de adaptación del cuerpo.

Autor: Olga Santín

Bibliografía:

  • Gomes, Elisa Couto, Albená Nunes Silva, and Marta Rubino de Oliveira. “Oxidants, antioxidants, and the beneficial roles of exercise-induced production of reactive species.” Oxidative medicine and cellular longevity 2012 (2012).