Los anticonceptivos fallan mucho más de lo que nos damos cuenta o de lo que exponen las compañías farmacéuticas. Las estadísticas de tasa de fracaso que se ofrecen al público a través de páginas de internet o folletos son en realidad un poco engañosas, pues no aclaran que la tasa de fracaso está en medida al uso durante 1 año específico.

Sin embargo, con el tiempo se acrecienta el riesgo de fracaso en cada persona/pareja. Esto toma sentido cuando nos ponemos a pensar en la gran cantidad de variables de las que depende la efectividad del preservativo de elección: taquifilaxia, mal empleo, variaciones fisiológicas del organismo, olvido, entre muchos otros (Lasa, 2010).

Estudios realizados por Gregor Aisch y Bill Marsh en New York Times sobre diferentes métodos de anticoncepción ayuda a ponerlo en perspectiva, ya que muestran la incidencia de embarazos no deseados asociados al uso a través del tiempo (Aisch & Marsh, 2014).

En general éstos gráficos demuestran que el uso prolongado un anticonceptivo dado (píldora, condones, espermicidas) tiene más posibilidades de fallar y hay más margen de error para su uso sub-óptimo, para lo cual debemos de abordar dos conceptos expuestos por el investigador Trussell:

Uso típico: refleja a la pareja promedio que no es consistente con las técnicas de empleo recomendadas para cada anticonceptivo.

Uso perfecto: Se emplea en todas las relaciones sexuales y siempre se sigue la metodología correcta sugerida. Es muy poco común que las parejas lo logren.

Como es de esperarse, el riesgo de falla para personas que tienen el uso típico crece exponencialmente a través de los años y se mantiene estable para aquellos que procuran (y logran) seguir un uso perfecto.

Hablando ahora de métodos anticonceptivos específicos, el más popular entre los jóvenes es el condón masculino; si éste es usado de manera típica por una pareja heterosexual, la probabilidad de concebir indeseadamente inicia en 18 de 100 durante el primer año, pero se eleva a 33 de 100 después del segundo año, no tan confiable ¿verdad?. Aun así, si se tiene un uso perfecto de éste el riesgo no llega al 5%.

Otro pseudo-método NO recomendado por los expertos (por su riesgo de contraer ETS) bastante común entre las personas mal informadas es el retiro previo a la eyaculación, el cual ha presentado una tasa de embarazo no deseado de 39% durante su segundo año de empleo.

La brecha que existe entre las tasas de embarazo asociada al uso imperfecto contra las tasas de embarazo durante el uso perfecto revela qué tanto impacta el error humano sobre la eficacia de los anticonceptivos (Trusell).

Hablando del condón masculino, el riesgo asociado con error de usuario (o negligencia), en otras palabras, es alto. Esto sugiere que si se desea un control de la natalidad eficaz, se necesita minimizar las variaciones en el empleo del mismo.

Tomando en cuenta estos parámetros y puntos de referencia, el uso de espermicidas, la esponja (método de barrera semejante a un tapón) y relativamente el diafragma es altamente riesgoso pues la tasa de concepción indeseada se aproxima peligrosamente al 50%, siendo la brecha entre los dos patrones de uso mínima. Esto quiere decir que el factor del error humano no juega un rol tan importante en el fracaso de éstos métodos.

Por otro lado, están los preservativos en los que la técnica sí importa y cuya brecha de riesgo es alta: calendarización de días fértiles, coito interrumpido, condón femenino y masculino, anticonceptivos orales y el parche. Por obvias razones, es muy importante la guía del personal de salud capacitado y experimentado para el aprendizaje correcto sobre el uso de estos métodos de manera que se pueda aproximar a una eficacia óptima (dentro de lo que cabe).

Finalmente, están aquellos que NO saben fallar ya que no dan cabida a la negligencia del usuario: Dispositivo Intrauterino (de cobre o con Levonorgestrel), esterilización quirúrgica femenina y/o masculina, implante hormonal. Todos los anteriores presentan un riesgo menor al 10% incluso en un periodo de uso de 10 AÑOS; sin embargo, no ofrecen protección contra enfermedades de transmisión sexual por lo que se recomienda acompañarlos con otros métodos de barrera.

En fin, la elección del método anticonceptivo es sumamente importante para todas las personas con vida sexual activa que no tienen deseos de concebir. Hay una gran variedad de métodos anticonceptivos diseñados para adaptarse a las necesidades de cada grupo de pacientes y es sugerible que la toma de decisión en cuanto al método seleccionado sea guiada y supervisada por alguien experimentado en la materia.

Por aquí les dejo el enlace para las gráficas interactivas a las que se hace referencia en ésta nota.

Autor: Gina González – Editor: Jenny Salinas

Bibliografía:

  • Aisch, G., & Marsh, B. (13 de Septiembre de 2014). How Likely Is It That Birth Control Could Let You Down? The New York Times .
  • Lasa, I. (2010). La Anticoncepción: Factores que influyen en la eficacia de los métodos anticonceptivos. Consejo de la Sociedad Española de la Contracepción .
  • Trusell, J. (n.d.). Contraceptive Failure in the United States. Contraception.