La salud mental, según la OMS, es “un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar de manera productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Si un estudiante tiene su salud mental afectada negativamente, frecuentemente existe una repercusión en su desempeño social y académico (Gutiérrez et al 2010).

Existen diversas causas que afectan la salud mental de los estudiantes, entre los que se encuentran: las exigencias académicas, la dificultad que implica el aprendizaje y adquirir nuevas destrezas. Estas situaciones generan estrés, el cual puede estar ligado a la depresión.

La depresión es uno de los trastornos mentales más prevalentes en la población mundial, se define como “la presencia de un estado de ánimo deprimido, disminución del placer, apatía y pérdida de interés en el trabajo asociado a insomnio, anorexia e ideación suicida”. La mayoría de las veces no se diagnostica correctamente por lo que representa un problema importante para la población. Cada vez va más en aumento y se estima que para 2020 será la segunda causa de discapacidad en países industrializados. De hecho, entre los estudiantes universitarios la depresión es uno de los principales motivos de consulta psicológica. Además de los síntomas previamente mencionados y fallas en el sistema inmune, en esta población aumenta también la incidencia de fracaso escolar y desempeño académico pobre.

El estrés es “un conjunto de procesos y respuestas neuroendocrinas, inmunológicas, emocionales y conductuales ante situaciones que significan una demanda de adaptación mayor que lo habitual para el organismo y que son percibidas por el individuo como amenaza o peligro, ya sea para su integridad biológica o psicológica“ (2010). El estés académico se ha detectado desde preescolar hasta universidad. Se puede pensar que un niño no tiene estrés, pero el simple proceso que implica empezar un proceso nuevo de aprendizaje, además de tener que adquirir destrezas que antes no se tenían, crean una situación estresante.

Durante la adolescencia tardía es cuando se acentúan algunos problemas de salud mental que antes no se presentaban, como son los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad. Así mismo, se encuentran de nuevo nuevas exigencias académicas además de importantes cambios sociales que ocurren al ingresar a la universidad.

Una de las situaciones que causan mayor estrés en los universitarios es el sentimiento de no tener el tiempo suficiente para cumplir con todas las actividades académicas, además de sentir una falta de tiempo para poder disfrutar una vida social.

Por otra parte, están los exámenes y las exposiciones de trabajo en clase, estas últimas crean el doble de estrés: a la hora de prepararse para exponer y también al pararse enfrente de la clase a explicar un tema.

También la competitividad entre los compañeros y las expectativas sobre el futuro son factores que generan niveles severos de estrés en los estudiantes.

Se ha visto que los estudiantes de primer año presentan más estrés, ya que como se mencionó anteriormente, ellos experimentan mayores cambios. Por otra parte, el estrés va disminuyendo conforme se avanza en la universidad, ya que se van acostumbrando o saben mejor como lidiar con las situaciones estresantes.

Según un estudio realizado en estudiantes de la Universidad Intercontinental, el hecho de vivir solos o con amigos aumenta más el estrés comparado si se vive con la familia o pareja.

También se ha documentado que los estudiantes universitarios presentan un incremento en los niveles de depresión, síntomas obsesivos y pérdida de concentración tras seis semanas de presencia en la universidad.

Diversos estudios muestran que dependiendo de la carrera los estudiantes presentan diferentes niveles de estrés; los estudiantes de medicina, por ejemplo, reportan mayores niveles.

Esta información es importante conocerla para tomar medidas y de esta manera mejorar o mantener una salud mental en los estudiantes universitarios, ayudarlos a mejorar sus niveles de estrés y prevenir los daños que pueda causar.

Autor: Wendy Calvo – Editor: Bárbara Garza

Bibliografía: