La palabra terrorismo viene de la etimología en latín “terrere” que significa “causar temor”; terrorismo significa la acción deliberada de crear y explotar el miedo a través de la violencia con el fin de conseguir un cambio político. Es un grupo ajeno al gobierno, que utiliza la violencia contra civiles por fines políticos, cuyo objetivo es causar temor, al atacarlos en lugares donde se sienten seguros.

Hoy en día, la definición ha sido reconceptualizada bajo la premisa de el impacto social que este tiene, conforme la Teoría de Comunicación Simbólica de Jenkins; se ha estipulado que un acto terrorista tiene 4 características fundamentales:

  1. Alguien que transmite el mensaje (el terrorista)
  2. Alguien que recibe el mensaje (el objetivo)
  3. El mensaje (el atentado terrorista)
  4. La respuesta (la reacción de la audiencia del objetivo)

Se trata de transmitir un mensaje a través de los actos orquestados de violencia, tratando de llamar la atención de los medios electrónicos y la prensa internacional. Tomar rehenes incrementa el drama alrededor de la situación, ya que los rehenes en sí no significan nada para ellos. El efecto del acto es dirigido exclusivamente a la audiencia, no a las víctimas (Jenkins, 1975).

Actualmente, el enfoque principal es atacar a aquellas personas que ya son terroristas, lo cual solo trae beneficios a corto plazo; si hubiera una forma de prevenir que dichas personas se conviertan en terroristas en primer lugar, los beneficios serían a un mayor plazo. Para esto es necesario determinar que caracteriza a un terrorista. Sin embargo, como el terrorismo no es una disciplina, no hay una teoría generalizada sobre el mismo, ni un perfil específico de la personalidad de un terrorista. Resulta extremadamente complicado tratar de entender el terrorismo sin analizar las intenciones del actor y las reacciones emocionales de la audiencia. Para esto, se generan dos preguntas: ¿Por qué la gente se convierte en terroristas? Y ¿Qué motiva a los terroristas?

Razones detrás de la decisión de ser un terrorista

Después de un atentado terrorista, es común pensar, que quienquiera que haya sido el responsable de ello sea especial de alguna manera, diferente e incluso, anormal (Horgan, 2003). Existe muy poca información certera sobre la personalidad de una persona que decide dedicar su vida al terrorismo, por lo que es muy difícil hacer predicciones, sin embargo varios autores han trato de llegar a puntos en común entre cada terrorista. A pesar de esto, el Dr. John Horgan ha podido establecer diversos factores de riesgo que hacen más fácil la posibilidad de verse involucrado o abierto a la radicalización política y/o religiosa, estos son:

  • Sentirse enojados o ajenos a la sociedad
  • Creer que su poder político actual no les da la posibilidad de ejercer un cambio tangible
  • Identificarse con las víctimas de una injusticia social
  • Sentir la necesidad de tomar acción sobre su problema, en lugar de solamente hablar de ello
  • Convencerse de que participar en actos de violencia en contra del estado no es inmoral
  • Tener allegados que sean simpatizantes con su causa
  • Creer que unirse a un movimiento ofrece recompensas sociales y psicológicas como sentido de aventura, amistad y un mejor sentido de identidad

También se ha identificado que es más común que hombres adolescentes sean partícipes de estos movimientos. Esto se debe a que están en un punto donde están buscando un sentido de pertenencia a un grupo y propósito en su vida (Taylor, 2014). Una vez en el grupo, se forma una mentalidad de “nosotros contra ellos” en donde se les presenta un enemigo a atacar, justificando de esta manera los actos radicales que pretenden realizar. Para ellos las muertes que causan no son más que un medio para llegar a un fin, en lugar de terminar con la vida de una persona inocente.

El Dr. Max Abrahms sugirió que este tipo de grupos son “personas ignorantes con respeto a la religión y generalmente son los miembros más nuevos de su religión”. Esto se debe a que es más sencillo que los extremistas los convenzan, ya que no pueden debatir sus argumentos puesto que no poseen los conocimientos religiosos necesarios para hacerlo.

Existe muy poca evidencia que valide la relación entre el terrorismo y la psicopatología (Crenshaw, 1981) o que los terroristas vienen de niveles socioeconómicos bajos o tienen poca educación (Atran, 2003). Lo único verdaderamente certero es que hace falta realizar más investigación sobre el tema para poder llegar a un perfil verídico de la personalidad de los mismos.

Factores motivacionales

Como ya se mencionó anteriormente, estos individuos no consideran que tenga voz en la sociedad, por lo que son incitados por líderes de movimientos extremistas a encausar su agresión hacia “ellos” o el “enemigo”. Son condicionados a poner los objetivos y metas del grupo antes de las suyas, y a ver a cualquiera que no sea simpatizante de su causa, como en contra de ella y por lo tanto, una amenaza. Cabe mencionar también, como lo hizo el Dr. Fathali M. Moghaddam, que lo que para una persona es un “terrorista”, para otra es “el defensor de su libertad”.

La motivación para convertirse en un extremista ha sido explicada mediante la conceptualización del comportamiento mediante un árbol de decisiones, conocida como la Metáfora de la Escalera del Dr. Moghaddam. Dicha metáfora consiste en que existe una escalera que lleva a pisos cada vez más arriba, y la decisión de quedarse en un piso o subir al siguiente depende de las puertas (oportunidades) y el espacio (aceptación) que la persona imagina que hay para ella en dicho piso. Conforme el individuo sigue subiendo la escalera, cada vez se le presentan menos y menos oportunidades, hasta que la destrucción de otros, y/o de uno mismo, es su única opción. La escalera del terrorismo posee una planta baja y 5 pisos subsecuentes, con un comportamiento psicológico característico de cada piso, cometiendo el acto terrorista en el techo del “edificio”.

Planta baja – Interpretación psicológica de la situación: se percibe una sensación de injusticia e impotencia. Cuando todas las personas en el mismo piso se sienten igual, unos cuantos vana subir al siguiente nivel para buscar soluciones.

Primer piso – Opiniones percibidas para luchar la injusticia: los que llegan a este piso van a buscar alguna manera de mejorar su situación y conseguir que se haga justicia. Sin embargo, si no ven que sus deseos sean satisfechos por las autoridades correspondientes, ni que sus esfuerzos rindan frutos, van a subir al siguiente nivel.

Segundo piso – Encause de la agresión: si aún se percibe un gran sentimiento de injusticia, ira y frustración, en algunas circunstancias, los individuos van a ser reclutados e influenciados por líderes de organizaciones terroristas con el fin de descargar su ira hacia el “enemigo”. Aquellos que son más propensos a reaccionar con violencia van a subir al siguiente nivel.

Tercer piso – Compromiso moral: la transformación más importante tiene lugar en este nivel, se trata de un compromiso moral de carácter gradual con la causa de las asociaciones terroristas. Estos individuos empiezan a ver el terrorismo como una estrategia justificada. Aquellos comprometidos completamente suben de nivel y están listos para ser reclutados como terroristas activos.

Cuarto piso – Solidificación del pensamiento categórico y legitimidad de la organización terrorista: los individuos son reclutados por las organizaciones terroristas y se arraiga más la percepción de “nosotros contra ellos”; ven la organización como algo legítimo.

Quinto piso – El acto terrorista y evitar mecanismos inhibitorios: individuos específicos que son seleccionados y entrenados para evitar mecanismos inhibitorios, por parte de los agentes contra terrorismo, que les impidan causar daño o muerte ajena y/o propia por la causa. Estos son seleccionados y equipados para realizar una misión terrorista.

Es importante recordar que, los actos terroristas tienen un actor, un objetivo, un mensaje y una respuesta; el propósito de estos es llamar la atención y provocar una reacción en la audiencia de dicho acto u atentado. Lo que se busca es provocar un cambio político que modifique la circunstancia inicial de injusticia y desigualdad percibida, que los llevó a involucrarse en un movimiento terrorista en primer lugar.

Si bien, el terrorismo sigue siendo mayormente terreno desconocido para los psicólogos, se han traído a la luz un par de respuestas que van acercando cada vez más al perfil que caracteriza a todos los terroristas. Esto, a su vez, permite que en lugar de enfocarse en detener los actos terroristas a nivel mundial, se enfoquen las autoridades a prevenirlos; de manera tal que se satisfagan las necesidades de este grupo o se les brinde el apoyo necesario.

Autor: Lizeth Martínez – Editor: David González

Bibliografía: