Hoy me di cuenta de lo feliz que soy. Iba caminando tranquilamente a la escuela yo sola, cuando una brisa de viento me llegó. Sentía el sol sobre mi piel de una manera agradable y el sonido del viento en mis oídos me hizo reflexionar: realmente soy muy feliz. No me había puesto a pensar en ello por el estrés de la escuela, por los minúsculos problemas personales y muchas cosas más. Me di cuenta de la calidad de mi vida: estudio la carrera que quiero, tengo amigas y amigos en quienes puedo confiar siempre y una familia a la que adoro más que a nada en el mundo. Mi vida se completa un poco más cada día: llegan las pequeñas alegrías tan amadas y que viven en nuestras mentes y corazones por siempre, sin duda las tendremos muy presentes en unos cuantos años.

Sí, soy muy feliz, aunque acepto que tal vez no me sienta así siempre (como cualquier persona), pero ahora conozco lo necesario para ser feliz la mayor parte de mi vida (o al menos una parte):

1. Escoge tres personas en el mundo en las cuales siempre puedas confiar; una mejor amiga o amigo, tu novio, tu mamá o papá, un hermano… etc. La lista es infinita, pero de todos ellos sólo elige tres. Ellos serán los ángeles de tu vida; los que sabes que te entienden y que están dispuestos a escucharte en cualquier hora del día.

2. Aprovecha cada momento del día. En lugar de pensar: “Ahora tengo Patología… ¡Horror!” Piensa: “¡Ahora tengo patología!” y sonríe. Si estás estudiando medicina es por algo, no les permitas a la flojera y a la mediocridad adueñarse de tu vida. ¿Para qué estás estudiando esta carrera si te disgusta o te aburres? ¡Para eso mejor busca algo que te apasione!

3. Cuando tu maestro te pregunte algo y no sepas qué contestar, no te deprimas sino al contrario ríete y di: “¿Cómo se me olvidó estudiar eso? Para la próxima clase seré un master en ese tema”. No hay nada mejor que reírse de uno mismo: es la mejor forma de mostrar una autoestima sana.

4. Ríe mucho, siempre sonríe, saluda a las personas que conoces. Acércate a alguien y conócelo (sin que se vea muy acosador de tu parte, claro), participa en las clases (no seas un hongo apartado, ¡eres un estudiante!), siempre ayuda a alguien y lo mejor de todo: contagia tu alegría a alguien que probablemente no esté teniendo un buen día.

¿Quieres un consejo para no pasarte el día amargado? ¡Propóntelo! En cuanto te levantes di: “Hoy va a ser un muy buen día” (anótalo por si tienes problemas para recordar cosas). ¡Buen día a todos y no olviden sonreír!

Autor: Alejandra Pérez