Es difícil encontrar a alguien que pueda asegurar que nunca ha procrastinado en su vida. Es un hábito de muchos, y es especialmente frecuente en los estudiantes. Además, lo vemos en todas partes. Es un tema muy popular, abarcando columnas en revistas muy circuladas como TIME, The New York Times, y National Geographic. Pero, ¿qué es la procrastinación, desde un punto de vista psicológico?

La palabra procrastinación es utilizada para referirse al acto de retrasar actividades que deben ser atendidas, pero son reemplazadas por actividades más agradables, o irrelevantes. Es ese espacio entre el plan y la acción, y la inhabilidad de cerrarlo. Es una especie de autosabotaje que se derrama a diversos aspectos de la vida de uno, como el trabajo, las finanzas personales, oportunidades, etc.

Este término ha ganado popularidad en los últimos años, y algunos creen que existe una correlación entre popularidad de la palabra y la de los medios más comunes de procrastinación, como el internet y la televisión.

En sí, la procrastinación es un problema de autorregulación, y aunque es percibido como algo trivial en nuestra sociedad; no lo es. Como ya se mencionó, este hábito o actitud se comienza a ver reflejado en muchos aspectos de la vida de uno, y como todo, tiene sus consecuencias. Se ha encontrado que durante el curso de un año académico, estudiantes de universidad que procrastinan se encuentran inmunodeprimidos, y por ende enfermandose más de problemas gastrointestinales, influenza y resfriado común. Asimismo, estos estudiantes sufrían de insomnio, y se observó cómo esta práctica llegaba a destruir relaciones personales y laborales.

Si uno tiene este hábito, para poder enfrentarlo uno debe reconocer el origen de su propia procrastinación, y ser honesto con sí mismo. Romper este hábito no es fácil, pues se requiere mucha energía mental para hacerlo, pero es posible.

El Dr. Joseph Ferrari, uno de los expertos en procrastinación en De Paul University en Chicago, explica que existen tres tipos de procrastinación:
Por evasión: este tipo es caracterizado por personas que le tienen miedo al fracaso (o inclusive al éxito), y a algunos les importa lo que piensan los demás de ellos. Por lo tanto, los procrastinadores por evasión prefieren que el resto piense que les falta esforzarse para cumplir sus metas, y no es por que no tienen la habilidad de hacerlo. Estas personas usualmente también sufren de enfermedades mentales como la depresión;
Por activación: en esta clase se encuentran las personas que les gusta dejarlo todo a último minuto, estos adrenaline junkies que buscan esa eufória que viene con la prisa; y
Por decisión: aquí están aquellas personas que son completamente indecisas, y que esta misma indecisión les absuelve de responsabilidad, así que prefieren no decidirse por algo.

Cuando una persona reconoce qué clase de procrastinación práctica frecuentemente puede tomar pasos para cambiarlo. Existen muchos sitios web que ofrecen tips, aplicaciones para tu browser o celular, etc., para dejar de procrastinar. Pero ninguno de ellos servirá sin la primera decisión de comenzar este cambio.

Autor: Verónica Pérez – Editor: Ana Lourdes Pérez

Bibliografía: