“Más vale prevenir que lamentar” es una frase que la mayoría de las personas hemos escuchado desde que éramos pequeños, y por el tiempo que llevamos escuchándola deberíamos tener bien arraigada la idea de que esa acción pudiera ser de gran ayuda en muchos ámbitos de la vida cotidiana.

La medicina es el arte y la ciencia de prevenir y curar enfermedades, por lo tanto, se pueden encontrar dos aspectos principales en el ejercicio de la misma: EL CURAR Y EL PREVENIR. De los dos aspectos anteriores, es por medio de la prevención que se puede llegar a mejores resultados porque así se podrían ahorrar muchísimas complicaciones que en nuestro medio conllevan a perjuicios en la vida de los pacientes.

La medicina preventiva, puede ser definida como: un “conjunto de actividades organizadas en comunidad dirigidas al fomento, defensa y restauración de la salud de la población” (Salleras, 2009). Como se puede leer en la definición anterior, hay que hacer un énfasis en que la prevención está enfocada a la preservación del estado saludable y al apego a toda acción encaminada a ese mismo fin.

Actualmente podemos reconocer la importancia y la posición que tiene la prevención en los sistemas de salud, donde se observa que se logran mayores resultados al emprender campañas de prevención de enfermedades y reconocimiento de áreas estratégicas que al estar simplemente curando síntomas. Incluso es más conveniente en el ámbito económico, dejando mayores recursos para hacer mayores bienes a la sociedad.

La medicina de la prevención no sólo incluye las acciones que el médico deba realizar para que la comunidad a su cargo se conserve sana, sino también el esfuerzo que debe ser aportado por los pacientes para detectar problemas en su salud y así poder revertirlos de manera oportuna, o incluso evitar que se presenten. Por poner un ejemplo, hay miles de personas en México que no cuidan su alimentación y eso aumenta la incidencia de diabetes mellitus tipo 2, enfermedad que tiene una gran variedad de complicaciones, entre ellas el pie diabético. Aun cuando hay grandes campañas en los centros de salud y en los hospitales para que dichas personas se revisen y cuiden constantemente sus pies, una gran parte de ellos no lo toma en serio y no previenen las amputaciones que día a día se llevan a cabo en el sector salud. Todo este ejemplo anterior, además de demostrar la pérdida de extremidades y de la salud en las personas, también puede ser utilizada para extrapolar el gasto económico que llevan los hospitales en tiempo de quirófano, anestesia, cuidados post-operatorios, etc., simplemente por el hecho de que la persona no tomó sus precauciones.

Como conclusión, esta cultura de la prevención a pesar de que está muy de moda en el ámbito de la Salud Pública, no es algo que se tenga bien consolidado dentro de la población, por lo que hay aún mucho por hacer. Y por eso siempre hay que tomar en cuenta que “mucho ayuda el que previene”.

Autor: César Saldaña

Bibliografía:

  • Salleras, L. La medicina clínica preventiva: el futuro de la prevención. (2009) Departamento de Sanidad y Seguridad Pública de Cataluña. Obtenido de: http://lbe.uab.es/vm/sp/old/docs/salud-publica/medicina-preventiva.pdf