La música ha estado presente desde los primeros años de la humanidad, es universal, llega a todos los rincones de la tierra y todos nos identificamos con ella.

La música es tan importante que se encuentra presente en todas partes y no solo es un gusto para quien la escucha si no que también resulta benéfica para su cuerpo, ya que esta comprobado que escuchar y/o tocar algún instrumento tiene muchos efectos en la estructura y función del cerebro humano, creando cambios en el flujo sanguíneo, función cardiovascular y muscular, mejora la secreción de dopamina, la neurotransmisión sináptica, el aprendizaje y memoria. Además regula las emociones y provoca un sentimiento placentero, principalmente a través de su acción sobre los centros del cerebro, como las estructuras límbicas y mesolímbicas incluyendo el núcleo accumbens, el hipotálamo, la circunvolución cingulada subcallosa, cingulada anterior prefrontal y el hipocampo. Por todos estos motivos la música ha sido implementada como una herramienta para las terapias.

Sin embargo, aunque todos estos beneficios estén comprobados, algo que aun permanece desconocido es que ocasiona estas reacciones a nivel molecular al escuchar música.

Un estudio hecho por un grupo de estudiantes finlandeses se centra en los efectos específicos por escuchar música clásica. El estudio consistió en que 48 participantes con y sin conocimientos musicales escucharan el concierto de violín nº 3 de Mozart en Sol mayor que tiene una duración de 20 minutos, con el objetivo de observar si la música tenía algún un efecto en los perfiles de expresión génica. De forma que se tomaron muestras de sangre de todos los 48 participantes antes y después de la sesión de escucha.

En la siguiente etapa del estudio se trabajo con 15 participantes de los 48 y se les pidió que evitaran escuchar música y que hicieran ejercicio el día antes del examen. El estudio se realizó en un ambiente libre de música y los participantes tuvieron oportunidad de conversar, leer revistas y hacer una caminata en un período de 20 mins mismo a la duración del estudio anterior. Nuevamente se les tomaron muestras de sangre antes y después de la sesión.

Según un estudio neurocientífico los cerebros de músicos y los no músicos se diferencian estructural y funcionalmente lo que llevó a analizar si habría alguna diferencia en las respuestas de aquellos con conocimientos musicales a aquellos sin tales conocimientos al momento de escuchar música.

Los hallazgos de este estudio sugieren que escuchar música clásica tiene un efecto sobre el transcriptoma humano. La regulación de los genes relacionados con la secreción de la dopamina y la señalización está de acuerdo con las evidencias anteriores basadas en neuroimagen, particularmente la alfa-sinucleína.

Estos datos proporcionan evidencia convergente sobre la base molecular de las características musicales de estudios ADN y ARN. Otro hallazgo del análisis fue que escuchar música aumentó principalmente la expresión de los genes diana del receptor de glucocorticoides (NR3C1). Al reducir la recaptación de la dopamina, NR3C1 aumenta su concentración sináptica, lo que conduce a las propiedades gratificantes y de refuerzo que han sido previamente vinculadas a escuchar música. Por otra parte, algunos de los genes cuya transcripción aumenta tienen papeles evidentes en la mejora de las funciones cognitivas como la potenciación a largo plazo (LTP) y la memoria. En estudios de comportamiento anteriores, la educación musical y la formación han demostrado tener efectos beneficiosos en el desarrollo cognitivo, el rendimiento cognitivo, los recuerdos verbales y largo plazo.

En este estudio, se observaron respuestas significativas sólo en las personas que, o tienen educación musical o tienen puntajes de aptitud musical relativamente altos. Esto sugiere que ciertas habilidades musicales (ya sean innatas o adquiridas a través de la educación musical) pueden influir en las respuestas transcripcional al escuchar música.

Para poder caracterizar exhaustivamente las alteraciones transcriptómicas al escuchar música, se necesitan más estudios para evaluar el efecto de escuchar diferentes géneros de la música, en diferentes edades, de diferentes etnias y en individuos con diferentes niveles de educación musical y los hábitos de escucha, variando la duración de la misma.

Autor: Dania Carballo – Editor: Ángel Altamirano

Bibliografía: