No cabe duda que, entre los problemas geopolíticos que deambulan en el escenario internacional actual, la lucha por el resurgimiento del Estado Islámico (ISIS) liderado por un grupo importante de extremistas musulmanes, adquiere un papel hegemónico y crucial en el entendimiento y desarrollo de las relaciones internacionales. Es por eso mismo, que abordaremos el tema con la intención de brindar al lector una perspectiva histórica e ideológica de lo que esta situación representa.

De acuerdo con el profesor de leyes en la Universidad de Harvard, Noah Feldman (2008); en la historia podemos hablar de dos sistemas de gobierno que han resurgido exitosamente después de su caída. Esta situación ocurre porque, después de que un imperio cae, es casi una máxima histórica que está condenado a permanecer en las cenizas; tal es el caso de la monarquía o el bloque soviético.

La democracia es un claro ejemplo de un sistema de gobierno que en sus inicios, en la antigua Grecia, tuvo un auge importante con duración de cientos de años, pero cuyo declive fue inevitable. Sin embargo, miles de años después, dichas ideas fueron retomadas por personas que con seguridad no eran griegas, y que después de una reinterpretación seria, establecieron las bases para nuestro actual sistema de gobierno.

El otro sistema de gobierno que ha sobrevivido a la extinción es, sin duda, el Estado Islámico. Tuvieron que pasar cerca de 1,300 años para que las ideas del profeta Muhammad y sus seguidores determinaran el eje político de un bloque de naciones distintas en tiempos, tamaño y espacio, por gobernantes islámicos. A pesar de ello, en 1924, 5 años después del término de la primera guerra mundial y con la caída del Imperio Otomano, el islam parecía haber sido eliminado.

El día de hoy, el mundo está experimentando su resurgimiento, con tal voracidad y violencia, que merece ser tomado en serio. Las razones históricas y políticas del movimiento actual, subyacen a un pánico ante la erradicación y a que el mensaje en el que ellos creen se extinga, en parte, por intervención occidental. También coexiste el sentimiento de exclusión prevalente en las minorías étnicas en contra del gobierno establecido posterior a la intervención estadounidense.

Remontándonos a los hechos, según la prensa británica BBC News (2014), el surgimiento del actual bloque islámico, se puede atribuir a la aparición del terrorista jordano, Abu Musab al Zarqaui que en el 2000 fundó un grupo extremista llamado “Unity and Jihad”. Este grupo se oponía a cualquier intervención proveniente de occidente en la región y también promulgaba, de manera incondicional, el apoyo a la Sharia (según la Enciclopedia Británica, se define como el concepto religioso del Islam, es decir, la ley que los ha de regir y que implica sumisión completa e incuestionable a Allah. Asimismo, supone el cumplimiento de un sistema de deberes en virtud de dicha creencia).

En el 2003, Estados Unidos invadió Irak con el propósito de derrocar el régimen de Saddam Hussein, quien fue asesinado finalmente en la horca. En respuesta, Al Zarqaui, fundó Al-Qaeda en Irak (AQI), caracterizado por su brutalidad. Años después, en el 2006, Al Zarqaui fue asesinado y su grupo, Al-Qaeda, se integró con otros movimientos terroristas para formar el Estado Islámico de Irak (ISI). En 2007 fueron debilitados por tropas estadounidenses y personas pertenecientes a la tribu Sunni, quienes fueron pagados para expulsar al grupo terrorista.

En 2011, estalló la guerra civil en Siria, en contra del presidente Bashar al-Assad, el grupo ISI liderado esta vez por Abu Bakr al-Baghdadi decidió apoyar el movimiento de insurrección en al frente militar de Nusra, enviando dinero y soldados. No obstante, las tácticas en demasía brutales del grupo ISI, fueron condenadas por los mismos insurgentes y desaprobadas por Al-Qaeda. El grupo se hizo llamar así mismo el Estado Islámico de Irak y Levante.

El año pasado, el grupo ISIS o ISIL, que en fechas recientes acortó su nombre a Estado Islámico, logró conquistar territorios al norte de Irak como la ciudad de Mosul, la tercera más grande del país y formar así un frente entre los territorios de Siria e Irak. A pesar de que el presidente Barak Obama ha intervenido militarmente en la zona, el dominio sobre el territorio no parece flanquear.

A la luz de este contexto histórico, la prestigiosa periodista Deborah Amos, galardonada por su valiente labor en Medio Oriente y el profesor Noah Feldman de Harvard Law School, en una elegante discusión explican las tácticas, los motivos y metas del Estado Islámico, las cuales, están lejos de ser prescindibles.

Ambos concuerdan que la forma de proceder del grupo ISIS es infiltrarse en las grietas, producto de la gran inestabilidad del sistema político de medio oriente, específicamente, Irak y Siria. Permítaseme aclarar esta idea; el gran grosor de personas que se están uniendo al grupo terrorista, provienen de Irak, a causa del gran desencanto que ha producido el gobierno y el ejército para con las minorías étnicas, especialmente los Sunnis. Es una manera en la que la población expresa su desacuerdo con el sistema de gobierno que tienen, se sienten excluidos de su propia región y creen no tener otra alternativa que apoyar al Estado Islámico (Pazzanese, 2014). En Siria, la situación es muy similar, pero además, se suma el factor de que tras dos años de guerra, la población clama por orden; de hecho, en un principio, el grupo ISIS fue bienvenido a territorio sirio, pues significaba, al menos para ellos, un promesa de estabilidad.

El resurgimiento del Estado Islámico se está gestando en el hartazgo que el conflicto y el caos incesante producen en la población. La manera de proceder del grupo ISIS, es intrigante. Buscan la creación de un estado soberano donde se ejerza el Sharia, y se comportan como tal. En el escenario global, buscan transmitir un mensaje de poder, a través de las ejecuciones de periodistas extranjeros, comportándose como un estado soberano.

Es digno de mención el asesinato del activista británico Alan Henning (BBC News, 2014), el cual, tenía el apoyo de grandes grupos musulmanes en Gran Bretaña y alrededor del mundo. Su asesinato implica un mensaje también para ellos. Los extremistas del Estado Islámico se sienten diferentes, no relacionados a otros musulmanes. En los territorios conquistados cobran impuestos, controlan el sistema de educación, tienen un ministro para el petróleo, para las telecomunicaciones, tienen fondos propios y una gran riqueza, en realidad, están trabajando en una revolución ideológica, en la cual, no conocen los parámetros, simplemente se basan en el establecimiento del poder. A los hombres les ofrecen un salario de 600 dólares mensuales o más si ascienden de rango, lo cual en esas regiones, se puede considerar una fortuna.

Las ejecuciones de suma brutalidad y violencia en contra de los extranjeros y aquellos que han abandonado el grupo, han tenido un efecto que pareciera ser, busca desensibilizar a la población. Las cabezas de las personas ejecutadas, son exhibidas en plazas públicas donde la gente normalmente sale a comer o a pasear con sus hijos. Los periodistas cuestionan el impacto generacional que este tipo de vida tendrá en los jóvenes que han sido expuestos a tales brutalidades (Pazzanese, 2014).

Así, el resurgimiento del Estado Islámico está lejos de ser un fenómeno monovalente. Más bien, se explica como un fenómeno multifactorial cuyas causas implican fanatismo religioso, sentimiento de exclusión, intervencionismo estadounidense y la profunda necesidad de la gente de tener un poco de orden en su vida. Quedan pendientes las eternas preguntas sobre el relativismo cultural; sobre el objetivismo filosófico y hasta dónde es posible una intervención internacional que prometa salvaguardar los derechos humanos de aquellos que piensan diferente. Los crímenes cometidos contra la población de cristianos, son también sujeto de indignación y requieren un análisis más detallado. Sin duda que, la actual situación del Estado Islámico, refleja cuán importante es el diálogo y la apertura hacia nuevas culturas, ya no por enriquecimiento propio, sino como una necesidad para al construcción de la paz.

Autor: Jesús Ortiz – Editor: Gina González

Bibliografía: